domingo, 16 de noviembre de 2014

EL SHANGAI porCap Juan Carlos Carrion

MENDOZA
  51.-     El Shangai
Dicen los historiadores que el nombre real era Shanghai, pero la “h” aspirada lo convertía en lo que era.- Su fama, aunque lo nieguen muchos, no era solo de la noche de La Habana y sus contertulios, en muchos folletos turisticos para marineros ya figuraba como pieza fundamental del recorrido nocturno, como el Tropicana, el bar Floridita, el Rumba Palace o la Taberna de Pedro.- El que no figuraba era el boliche donde “Superman” en el barrio “Pajarito”, ante un selecto numero de espectadores, desarrollaba su recordado show.-
 El “Mendoza”, carguero de FANU ya hacía dias que descargaba esa madera de Paranaguá y que sus tripulantes trajinaban la noche en la Habana de 1957. El Tercer oficial ya andaba enterado de la presencia de un médico argentino en la Sierra Maestra, junto a un grupo de revolucionarios y que de tanto en tanto alguna bomba hacía saltar una barra o un chiringuito con clientes incluidos.- Pero su intención no era interiorizarse de los problemas políticos de Fulguencio Batista, sino de visitar la mayoría de los lugares turísticos nocturnos, antes de que una ráfaga moralista los desapareciera.-  En su listado figuraba el “Shanghai”, ya encontrado en alguna publicación barquera, vía “la voz del escoben” o quizás leyendo a Heminguay y sus historias habaneras.-
 Y con el Primer oficial, de típico atuendo turístico de época, con corbata y saco clarito ,rumbearon, esa noche, rumbo al Shangai.-
 La Habana tenía un barrio chino, conformado originariamente por chinos procedentes de yanquilandia, que amablemente les había dado su opinión que con los que ya tenía era suficiente.- No recuerda el Tercero si esto fue antes o después de la voladura del “Maine” y de la guerra con España, pero para los propósitos turísticos de ese momento no importaba y era solo información complementaria que le pasaba al Primero.-
 Aunque antes de la recalada al famoso teatro, pasaron por una Feria popular.-  Dos motivos, el cambio de la moneda y el disfrutar junto al pueblo cubano de uno de sus deportes preferidos: el juego.  Lo del cambio era un proceso sencillo en esa época de Batista, un dólar era igual a un peso cubano si ese era el sentido del trueque.-Lo raro era que a la inversa no servía.-Un peso cubano no lo agarraba ni una tullida en  el  Malecón.- Y lo del juego, en realidad, una forma imitativa de las clases mas pobres para no sentirse muy lejos de los capos mafiosos en sus Casinos y tugurios elegantes.-
 En una media plaza, campo abierto a ventolinas norteñas varias, una serie de kiosquitos con una multitud de juegos de azar, que se promocionaban por moneditas.-Cubanas, por supuesto.- Ruletas imprecisas, cartas marcadas de Black Jack y lo que mas impresionó al Tercer Oficial y que aun recuerda, una ruleta a cargo de una rata.- En realidad la rata no estaba a cargo.-la rata era la bolilla de la ruleta.- Encerrada en una caja  en el medio de un gran disco de madera que giraba un poco,  cuando se suponía que ya estaba bien aturdida se le retiraba la caja.- La pobre rata desesperada huía rápido a cualquiera de los agujeros negros en el borde del gran disco de madera.-cada agujero un número y si la rata entraba: ¡pleno!
 No sé si la suerte los ayudó.-Era difícil confiar en tal circunstancia en la Ley de Probabilidades cubana.- Siguieron para el Shangai.-No fue dificil encontrarlo en el Barrio Chino.- Lo variopinto de los habitués, tirando a tripulantes de cargueros, cafisios, turistas, mucha luz de colores, y el olor.-
 Al Tercero le pareció  ver algo de su viejo cine “Minerva” de Flores.- No tanto, solo la sensación.-A la entrada, a la izquierda, hubo que ponerse, como la gansa de Olmedo.- Un dólar para la platea, antes, supieron de un alto o pullman, pero les dieron entradas especiales.-El altillo costaba 40 centavos y ya estaba completo.
 En el ámbito de la entrada pululaban vendedores de fotos pornográficas, ungüentos varios, tarjetas para bares con menores de edad y toda la fauna que se encontraba en lugares parecidos.- El Tercero supo mucho tiempo después, que la dirección era Zanja 205 y no era broma.- En los carteles de entrada promocionaban un espectáculo de vodevil, coristas desnudas y una película pornográfica.- Lo que no avisaban era del tenor y el piano vertical, negro, delante del escenario.-
 El teatro era un galpón largo, con una plataforma desde el escenario hasta casi la entrada que separaba a la platea en dos.-Esa plataforma o pasarela fue luego utilizada por las coristas en su número final.- Las dos butacas estaban cerca de la pasarela y apenas entrando disminuyeron las luces, se levantó el telón que ostentaba todo un conglomerado de avisos que no les dio tiempo a leer.- Adivinó el tercero que muchos de ellos no eran como los de las pizzerías o mueblerías en idéntico telón en su “Minerva” sino avisos de medicinas contra la sífilis, gonorreas varias o bares de mas que dudosa reputación.-Es un decir.-
 El espectáculo, por decirlo de algún modo ,era sencillamente heterogéneo.- Un pequeño acto con dos o tres artistas, con un argumento sumamente procaz, luego un tenor cantando “Granada” acompañado por el piano, un “cuadro vivo” representando alegorías griegas o históricas, con señoritas desnudas, inmóviles, lo opuesto suponía demasiado desboque, una película en blanco y negro , pornográfica, con imágenes a criterio del espectador por lo arruinadas en el celuloide.-El tercero no entendía nada, pero por suerte su vecino de butaca le explicaba en voz lo suficientemente alta a su mujer o similar, lo que ocurría dentro de la pantalla.- Y sobre todo en los momentos álgidos, que el pianista ilustraba con un tremendo  increscendo pianístico, ya que el film era mudo.-


MENDOZA
Se repitieron otros actos, cuadros vivo, pero por suerte el tenor no volvió.-Y al final la apoteosis del show: las coristas bailan en la pasarela.- Las que hacían de Estatua de la Libertad o Coloso de Rodas, ahora y cubiertas por finas gasas , se acercaban por la pasarela.- Desde las alturas se oyó un aullido, paradojalmente de un lugar llamado “el gallinero”, ocupado ahora por oscuros marineros de la quinta flota yanqui.- En algún momento, a una de las coristas afectadas por notable celulitis, se le desprendío la gasa, lo que permitíó verificar in situ eso de si era rubia natural o nó.- Y justo arriba de las butacas del Primero y el Tercero.- Que supongo no olvidaron jamás semejante portento artístico.-
Terminó el desfile.-Se acallaron los aullidos yanquis.-Se fue dispersando ese conglomerado ávido de gratificación artística y nuestros Primero y Tercero rumbearon para el Tropicana donde lo esperaban sus otros compañeros de viaje ,que no habían aceptado la invitación a conocer el “Shangai”.-
 Pasaron muchos años.- Los buques argentinos no recalan en La Habana.-Batista se fue. Y recordando esos días o noches, el Tercer Oficial se pregunta como todavía hay quien quiere que vuelva esa Habana.-

sábado, 30 de agosto de 2014

EL CUBANO ERRANTE por Cap Juan Carlos Carrion


RIO DESEADO


El Cubano errante  

El pañolero avanza tambaleante por el túnel que lleva al pañol de la estopa. En el costado el corto eje de la hélice gira a las rotaciones de mar abierto. En pocas horas estarán en Brownsville, la ciudad límite entre Mexico y Estados Unidos en ese recodo del Golfo, al calor del verano del 85.
Algo se mueve entre las bolsas.
Asoma una pierna oscura y flaca terminada en esa zapatilla tropical.
Es Pellegrini. 
Pellegrini resultó ser un “Marielito”, es decir uno de los cubanos que salieron desde la isla de Mariel en ese momento de los 80 en que se permitió un alud de inmigrantes cubanos hasta que los yanquis descubrieran que muchos no provenían de haciendas azucareras sino de las cárceles de la zona.
 Y estos “marielitos” aunque pudieron ingresar al país del norte, debian cumplir con la legislación que a través de una “parole” les impedía salir y querer volver. Y esto es lo que pasaba con Pellegrini, que buscando otros horizontes menos discriminatorios se había embarcado en Tampico. La falta de información acerca del itinerario o el confiarse en su suerte habían hecho que en ese momento acompañado por el Jefe de Máquinas, el “poroto” Ricatti afrontase el primer interrogatorio de esta historia. 
 


RIO DESEADO


Menudo, de unos treinta y cinco años, oscuro como buen cubano y cubierto solo con short y remera, al primer golpe de vista recordé su figura en la planchada de Veracruz charlando con el sereno como un tripulante más. Ya tenía amigos criollos.-
 Quedó confinado en la enfermería y en Puerto custodiado por dos rudos agentes de un servicio de Seguridad ya que ni las Autoridades yanquis quisieron tenerlo cerca y menos permitir desembarcarlo. 
 Y el “Río Deseado” avanza en su viaje de retorno con el morocho instalado en la popa y ocupado en su nueva profesión: lavador de pantalones vaqueros. Con un balde y un ladrillo refractario de sus nuevos amigos, pasaba las horas rascando el duro “denim” y transformando los burdos vaqueros en modelos de última generación. 
 Y fue el llegar a Buenos Aires y verlo salir escoltado por Prefectura y acompañado por el personal de Inmigración hacia vaya a saber que catacumba portuaria. Desde la borda lo saludaron con la mano sus ex compañeros de ruta. 
 Como siempre la estadía pasó mas rápido de lo pensado y una noche de invierno a la luz mortecina de los faroles del muelle de la“B 7ª” en Puerto Nuevo en el instante de largar cabos, un coche patrullero trajo de retorno a Pellegrini. 
 Que había pasado: Pellegrini era un polizón y debía volver a donde había embarcado. Ni Inmigración, ni Prefectura, ni el Comisionado de la ONU ni nadie lo querian en Buenos Aires. Y el Jefe Coordinador de ELMA, hizo que lo registrasen en el Libro de Rol como supernumerario mientras instruía al Comando (en voz baja) de deshacerse del cubano en el primer puerto.

RIO DESEADO


 El que conoce el sistema sabe que decir no es hacer y menos si el susodicho clandestino figura en el Libro de Rol y la Autoridad portuaria uruguaya lo primero que quiso hacer era ver a ese extraño espécimen de tripulante. Y otra vez la custodia y otra vez rumbo al norte con el sonriente “marielito” ayudando a los marineros ya que de ida no había vaqueros que rascar. Y custodia en Brasil y en Estados Unidos hasta que se lo llevaron a las mazmorras en Tampico. 
  Se vé que los tripulantes lo extrañaban porque le pusieron abogado, hablaron con los periódicos y con la bandera de los derechos humanos Pellegrini rumbo al sur rascando otros vaqueros ya adquiridos al efecto en el boliche del ruso Alejandro en Nueva Orleans.-.. 
 Recuerdan el cuento de “la buena pipa”? esto era su representación virtual, así que suspiré aliviado ya que al volver me correspondía licencia y el tema, de seguir, pasaba a mi relevo. 
Volvió el cubanito a la cárcel portuaria argentina y después de la estadía otra vez abordo rumbo al norte.  Pero esta vez los contemplé desde el muelle. 
No volví al “Rio Deseado” pero Pellegrini sí. Cuentan los memoriosos que en Santos un solícito tercer oficial lo llevó hasta la estación de Omnibus y lo depositó en uno que partía rumbo a San Pablo. A través del cristal de la ventanilla vió desdibujarse el rostro, diríamos lloroso, del clandestino. El mismo rostro que volvieron a ver cuando la Autoridad brasilera lo reembarcó en Vitoria ,solo un poco mas al Norte, diciendo que solito se había presentado pidiendo no ser separado de su amado buque. 
 

RIO DESEADO


 Y así estuvo, como réplica del holandes errante, bajando solo para estar temporario en alguna celda y volver otra vez a la salida como acuático fenix, hasta que amarraron el “Río Deseado”  y ELMA lo alojó en un carguero desafectado en el Dique Cuatro y le llevaban comida y se hizo amigo de los marineros de la Prefectura y volvía todas las noches a su hotel flotante. 
Y un día, mucho tiempo después,  el huracán liberal, junto con los buques, los depósitos, las  gruas,  también se llevó a Pellegrini