gracias PICA PALO MUY BUENA
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CATAMARCA II |
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De Tercer Oficial y vino tinto...
Hace
poco hablábamos con el Capitán Cecchini de las diferentes guardias de
navegación, tareas específicas y demás funciones de los Oficiales de
Cubierta. Bien describió el Capitán en apretada síntesis cuál era el rol
interpretado por cada uno.-
Hoy, para encuadrar mi relato, voy
a referirme al caso específico de lo inherente al 3er. Of. De Cubierta y
su accionar en el marco de lo que fue un caso verídico y específico.-
Corría el año 1987, era un buque de ELMA afectado históricamente a la
línea Lejano Oriente, en el mismo embarca Capitán de relevo y también lo
hacen 1er y 3er. Oficial de Cubierta por francos de los titulares. El
“Tercero” era un muchacho joven con poco tiempo luego de recibido y –
por ende – aún menos singladuras.-
Este “Tercero” era un joven
con un singular nivel de cultura y un grado de inteligencia en
concordancia. Su apellido era de origen ruso, idioma que hablaba, leía y
escribía a la perfección. Su padre se desempeñaba en el mettier
periodístico pero no recuerdo con precisión cual era su función
específica. Su entorno se adivinaba como el de alguien formado en un
nivel medio superior cuando mínimo. Y encima era muy amable y educado, a
la par de que se lo veía libre de cualquier prejuicio.-
Cuando
zarpamos de Buenos Aires, el 3er Oficial aludido dejó ver unos
principios fuertemente arraigados en lo que hace a la relación laboral
conchabado-conchabante, su natural testosterona hizo que adquiriera una
posición irreductible y - autoconvencido de que un hombre para trabajar
debe dedicarle sólo ocho horas diarias de su vida a su labor - se negó a
hacer horas extras, quizá pensando que el resto de sus colegas lo
imitarían en su gesta y la plana se sumaría a su reclamo. Obvio que su
actitud quijotesca hizo que terminara más desubicado que Ricardo FORT un
1º de Mayo...
Las cosas se empezaron a poner tensas. El
jovencito cumplía sus dos guardias de navegación de cuatro horas cada
una y el resto del día - como gallina en el nido - hacía “huevo”.-
El tema era que todo lo referido a las cuestiones de los elementos de
salvaguardia y seguridad, ámbito cuya atención generalmente le está
destinada a esta jerarquía en los espacios donde se generaba el “over
time”, pasó a estar completamente desatendido.-
El Master
empezó a inflarse y las discusiones arreciaban, para colmo sus pares lo
miraban como si de repente su vestimenta lo asemejara a un zorrino,
pocos se le acercaba y llegó a almorzar y a veces cenar en solitario por
el éxodo del resto de la oficialidad a los turnos opuestos.-
Las cosas iban cada vez peor.-
Para quienes hayan leído mi relato anterior sobre mi caries atendida en
Hong Kong les cuento que el presente es coincidente con dicho viaje. Y
fue justamente en Hong Kong donde el Capi le metió un fulbo al joven
“Tercero” mediante el cual terminó aterrizando en Singapore y de allí
continuó viaje como “repatriado” en un buque hermano hacia BAires.-
El relevo sería enviado a un puerto de Japón, lo cual significaría que
por un espacio de una semana a diez días habría un oficial de cubierta
menos. Las tareas de puerto se repartieron entre el 1º y el 2º. La
guardia de navegación fue atendida por el mismo Capitán.-
El
plantel de “Marinería” - como solía ser en ELMA - estaba formado por un
simpático mosaico étnico variopinto que le daba color vivo a la
comunidad flotante. Dentro del mismo había un Marinero de unos 45 años
aproximadamente, su aspecto lo remitía a alguien de 60 años dado sus
largas mareas cumplidas en la pesca cuyas consecuencias se habían
perpetuado en su piel, sus huesos y su salud. Sumado a ello una espesa
barba negra y su físico - aunque ajado - aún morrudo, recortaban su
figura como un bucanero de “Barba Roja”. Este pirata aggiornado - cuyo
apellido verdadero por delicadeza no mencionaré - era un muy buen tipo.
Pero - siempre hay un pero - arrastraba una costumbre no muy ventajosa
desde tiempos anteriores...
Noche calma de navegación, guardia
de 20:00hs a 24:00hs o sea turno del 3er Oficial, posición bajada en Mar
de la China rumbo a Japón luego de haber dejado Hong Kong atrás y allí
al “rebelde con causa”. En el puente el Capi en funciones de “Tercero” y
nuestro amigo bucanero al que le daremos cualquier apellido para
identificarlo en el relato, por caso sea “García” quien tenía como
función otear el horizonte en busca de obstáculos a la navegación. Ambos
radares encendidos, piloto automático en “ON”, velocidad aproximada
14knts.-
La jornada en sus postrimerías era inmejorable, el
puente - totalmente a oscuras como corresponde - resultaba tenuemente
iluminado por Selene que se filtraba por los parabrisas y las aberturas
de los alerones. La secuencia de barrido de los radares eran monótona
alterándose sólo ante su paso por la “línea de fé” sin mostrar “target”
alguno. La mar estaba serena, serena estaba la mar.-
El
“Comandante”, como gustan definir en Brasil a los Capitanes Mercantes,
era alguien inquieto por naturaleza. Siempre tenía algo en qué ocuparse,
y si no lo tenía hurgaba en procura de algún motivo para levantar un
sumario. No era mal bicho, pero le encantaba esa cuestión de erigir
estrados, destacar un “Sumariante”, el que en verdad no era más que un
“Escribiente”, y - posiblemente interpretando que se instituía en un
“Magistrado” al ser la máxima autoridad a bordo y encima se lo
denominaba “Master” lo que lo ubicaba a pocas letras de ser “Magistrado”
- comenzaba con las ruedas de interrogatorios después de haber
detectado una causa que le permitiera ejercer su espíritu de señoría de
primera instancia barrial fracasado.-
Pero en este viaje ya
había tenido oportunidad de aporrear el teclado de la Olivetti en un par
de ocasiones. La más rimbombante fue con el “Concejo de Oficiales”
formado a consecuencia del díscolo tercero, más otro bolonquete previo
que tuvo lugar en aguas criollas a la partida de BUE en viaje hacia
Puerto Madryn que involucró a un Oficial y a personal de Cámara. A
consecuencia de lo anterior ya había roído bastante hueso gastando
colmillos, así que a esa altura del viaje sus ansias estaban satisfechas
y su adrenalina prácticamente agotada.-
Calma chicha. El
silencio en el puente de mando era atrevidamente alterado por el tenue
silbido de la fuente de los radares y la potencia de las “magnetron” en
su tarea de empujar las ondas por sus guías hasta las antenas rotativas.
El radiograbador, que con las otras dotaciones siempre estaba
sintonizando alguna estación comercial de broadcasting en FM que osara
adentrarse aguas adentro o en su defecto corriendo la cinta de algún
cassette con intérprete a gusto de la dotación “on duty”, ahora guardaba
respetuoso silencio ante la presencia del “Magister” abocado a la
conducción de la nave. El equipo de VHF, clavado en los 156,800 mHz del
CH16, se mostraba totalmente inactivo. Nada había que pudiera alterar la
paz de ese templo náutico. -
El Capitán alternaba entre la
sala de derrota y el propio puente, cada tanto pasaba por la cafetera y
se servía un pocillo de la más popular y difundida de las infusiones en
todo el mundo ya que era adicto a la misma. Encima en un acto de arrojo
“mamá” ELMA en BAires nos había provisto en despensa de “coffe beams”
provenientes de Colombia traídos por algún barco de la familia que
tocaba costas de ese país, el que era muy superior al que embarcábamos
en Santos para aprovisionar flota y edificios empresariales respectivos.
Después de todo no estaba tan mal recordar épocas post-pilotinianas
reflexionaba el Master. Pasados los escollos de los sumarios iniciales -
que en verdad para él eran un entretenimiento - las cosas habían
quedado bien consolidadas on board, a disfrutar entonces.-
El
soliloquio del “four ribbons” de repente se vió quebrado por un ruido.
Un ruido raro. Nada en el ámbito del alojamiento de la rueda de cabillas
podía ser relacionado con ese ruido. Qué habrá sido...? Pero ante la
ausencia de repetición sonora nuestro mandamás volvió a su autoinmersión
mental. Y el ruido regresó...
El Capi recorrió lentamente con
la vista el territorio del puente de mando. Inmediatamente detrás de él
estaba la puerta de salida hacia el alerón de Er, la misma estaba bien
asegurada por ende no podía moverse ni sonar de modo alguno. Al margen
de que la nave se deslizaba como un cuchillo caliente en un pan de
manteca en un mar más llano que una autopista, eso hacía que la medida
de rolido y cabeceo diera resultado “cero”. Igualmente, insistía, ese
ruido no se compadecía con nada relacionado a la rutina del puesto de
comando. Siguió mirando en búsqueda de algún elemento suelto que pudiese
generar esa sonoridad opaca pero el resultado fue negativo. Se acercó
al VHF y abrió el control de “squelch” ingresando el soplido natural de
la banda en reposo pero con total ausencia de modulación. Continuó la
recorrida con la mirada apreciando que lo único que alteraba el diseño
normal del puente era la figura del Marinero García, el cual se
encontraba de pié frente al parabrisas del lado de Br manteniendo sus
brazos cruzados y apoyados sobre el tablero ligeramente encorvado hacia
adelante con la vista orientada a fil de roda. Terminó de escudriñar el
predio sin encontrar la fuente de su desvelo.-
Sin bien le daba
lugar a pensar que fuese algo que “le hubiese parecido”, el Capitán
permaneció atento como un fox terrier de pelo corto al aguardo de ver la
laucha que sabe que en algún momento se va a mostrar. Y no se equivocó.
El “ruido” volvió. Y más intenso y extenso que antes. Y venía de la
banda de Br...
El Capi no medía más de 1,70 de altura, abdomen
prominente, piernas cortas, es decir nada que llevara a relacionarlo con
un deportista. Salvo cuando lucía su uniforme “blanco tropical” con
shorts y medias al tono que - en momentos que no lucía gorra - lo
remitía a un “balls boy” de Wimbledon. Sin embargo, ante la repetición
sonora, en dos zancadas dió la vuelta al pupitre del radar de Er y salió
disparado en dirección a donde suponía que se encontraba la raíz de su
inquietud.-
Llegó al lado del Marinero García, el cual
conservaba la posición antes descripta, con el agregado que su pera
descansaba sobre sus brazos cruzados y su cara dirigida a la proa del
navío. Ni bien el Comandante se plantó al lado del pseudo griego el
ruido fluyó alcanzando mayores decibeles. Ya no había dudas, no eran
“ruidos”, eran RONQUIDOS...!!! Y muy profundos...!!! Y quien los emanaba
no era otro que el Marinero García...
El Master no podía dar
crédito a sus ojos... cómo podía mantenerse en pié, por muy apoyada que
tuviese su cabezas sobre sus brazos y éstos sobre el tablero, estando
tan dormido?
“García...!” fue imperante el Capitán sin tener resultado.-
“García, despierte!!!” Insitió con mayor énfasis el Master. Allí el
conminado emitió un murmullo inintelegible lo cual hizo que la
conminación se le repitiera...
Ante la insistencia del máximo
oficial García masculló más claramente, llegándosele a entender : “...la
uva, la uvita...!” lo cual repetía cansinamente ante cada intervención
del Capitán, a la par de que un fétido hálito etílico acompañaba el
decir del bello durmiente...
Cuando - por fin - se lo pudo
sacar a García de su sopor de color tinto, fue enviado a despertar a
otro Marinero en condiciones que lo relevara en las funciones de la
guardia de navegación, acto seguido se fue a dormir la mona.-
Zás! Dijimos todos cuando nos enteramos de los pormenores del caso. Se
viene más trabajo para la Olivetti que ya estaba de vacaciones, pensamos
en simultáneo. Y va a haber un nuevo expulsado con tarjeta roja y
desembarco con un fulbo en el fin de la espalda como ocurrió con
“rebelde way” en HK fue la reflexión común...
Nos equivocamos. Y muy fiero.-
El Capi lo citó en el camarote a García al otro día y le dió shampoo y
crema de enjuague al mejor estilo Giordano, creo que le hizo pelo y
barba, de donde salió diciendo “moviendo las cabezas”. Contradiciendo
incluso los mejores pronósticos no hubo sumario y mucho menos desembarco
de oficio. García siguió el viaje redondo con nosotros.-
Dicen
que para hacer pasar una buena curda no hay nada mejor que un buen
susto... En el resto del viaje García se volvió un cultor de las
gaseosas...
Pica Palo junio 25 de 2013
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