publicada por es Capitan Juan Carlos Carrion
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TIERRA DEL FUEGO II |
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ALMERIA EX TIERRA DEL FUEGO |
El
viaje comenzó dando la razón al nombre del buque. En el puerto de
Buenos Aires en una tórrida mañana de finales de diciembre del 78 y a
poco de terminar la estadía, la humareda que salía de la bodega cuatro
del “Tierra del Fuego II” sospechaba de quemazón a lo grande.
El algodón chaqueño no había soportado tan bien el viaje húmedo en las
barcazas fluviales y ya estaban todos con las mangueras y los
matafuegos.
Durante un mes entre la gente de abordo y algunos
de la Empresa se estuvo tratando de que el interior volcánico de la
bodega tres, con sacos de harina de carne, copartícipe en el siniestro
se diese por vencida mientras se extraía y limpiaba la cuatro de los
restos de fardos y algunas chapas de entrepuente.
Salió el
buque una mañana de febrero luego de las fiestas, el año nuevo y las
vacaciones de otros, sobre todo de las Gerencias. Frias las estructuras,
los planos volaron a Tokio y los de allá construyeron los entrepuentes
retorcidos y las columnas mal entrazadas, mientras se recorría el
habitual itinerario de Sudafrica,Singapur y Hong Kong hasta Japón
Algo había cambiado.
Los tripulantes y las mujeres.
De algún lado habían salido. Había Medica, una Pilotín Comisaria, la
Esposa del 1er Oficial, la del tercero, la del segundo maquinista, la
del Comisario, y el Capi no quiso saber si entre el resto del rol había
alguna otra porque el viaje con reparación incluida iba a ser muy largo.
Los que creían pasar las fiestas en el mar optaron por tomarse sus
vacaciones luego del largo mes y como siempre en esa época del verano la
Oficina de personal no tuvo muchas opciones; futuros abogados y señora,
relevo en puerto agarrado dormido pero con perro incluido y así hasta
completar la dotación.
Y el que desataba el paquete en navegación.
El Capitán.
De a poco la gente se vá conociendo en esas jornadas de salida pero.
No todos los dias el Capitán recibe en su Salón al Cocinero y menos si
este dice ser ruso y descendiente de los Romanoff. Alto, tipo cosaco con
alamares y una olla con humeante “goulash” pero no húngaro, como
ofrenda para el Gran Jefe, es decir el Capi que no sabe si esconderse,
probar de la olla para ver si está bien de papritka que el también sabe o
desembarcarlo ahí mismo por tentativa de cohecho gastronomico.
Ese es el Cocinero. Y el Radio, eh, venido de una empresa desconocida,
gran recitador de poesias propias sobre todo subidas de tono y dedicadas
a la matrona médica. Y ese es el radio. Y en la redada portuaria cayó
también el segundo Cocinero, famoso, en el barrio, por conocer por el
olfato un Bourbon de un KentuCky y eso mientras saborea un Fundador. Y
ese es el otro cocinero.
No sigamos.
La troupe de fin de año en un buque de ELMA.
De un modo u otro el buque llega a reparar a Tokio. De a poco los
matrimonios y el resto se han ido acostumbrado a la convivencia de un
viaje por mar. Pasaron algunos puertos y algunos dias. El monzón del mar
de la china no apareció y el Capitán sigue agradeciendo por el buen
tiempo y la buena convivencia al Gauchito Gil y a la Difunta Correa
aunque en esos mares mejor sería Buda y otros.
Pero el fuego
que latente invadió los fardos en diciembre está haciendo estragos en
algunos cerebros. Y un día del invierno nipòn la tragedia, mejor dicho
el grotesco pirandelliano se acercó al camarote del Capitán en la forma
de la Médica.
-Capitán , el cocinero ruso- aquí voz de
falsete.-anda por los pasillos desnudo en calzoncillos- voz de vodevill-
con un cuchillo en la mano persiguiendo arañas rosas...voz de Crónica
TV y portazo de la puerta del salón del Capi luego de sus últimas
instrucciones antes de buscar la reglamentaria.
- Usted es la Jefa de Sanidad. Hágase cargo. Plum!
En Japón un tripulante no puede ser desembarcado por delirio tremens
pero si por algo menor, así que el aristócrata de la cocina bien drogado
y luego de no haber conseguido ensartar ni a una cucaracha despensera
fué internado y nunca mas se supo.
Salió el “Tierra del Fuego” y
antes de llegar a Kobe el ayudante de cocina se había despeñado por la
escalera hacia la frigorífica mientras celebraba “in situ” su repentino
ascenso.
Bien para la Médica, ya que tenía a quien atender en
la enfermería y poder calmar su propio stress post atención de un
paciente con delirio tremens.
Un aprendiz de máquinas se
ofreció a colaborar con el Cocinero restante, encumbrado ahora como
Jefe y segundo y así pelando papas tomar un poco de fresco lejos de la
cháchara familiar entre las esposas de maquinistas en la Consola
adornada con mantelitos del Cabo.
Pasaron Corea del Sur y un
cachito, solo un cachito antes de Singapur el experto en Bourbon,
Kentucky y ahora también Sake tuvo su gran ataque de cirrosis. Fondeados
lo vimos partir en una lancha de la agencia con diagnostico de
apendicitis porque en esa zona de la Sumatra no quieren desembarcos por
uso indebido del Fundador. Y nunca mas se supo.
El motín de la
“Bounty” fué por la comida no?, la del “Caine” porque el Comandante
racionaba el helado, la “Mary Celeste” no se sabe porque no había nadie
pero si comida.
Y al Capitán del “Tierra del Fuego” no le
alcanzaba el tiempo en puerto para conseguir que le enviaran a tiempo
cocineros desde Puerto Nuevo y los ofrecidos en ese mercado oriental
solo sabían de rodajas de boa marinadas en salsa de soja.
Y a grandes males, grandes remedios.
El equipo designado para mantener el orden gastronómico abordo y no
llegar al motín estuvo formado por: dos marineros que se ofrecieron para
organizar un surtido de “ sota, caballo y rey” hasta llegar a Durban
doce dias después y solo hasta ahí. El primer oficial y señora, expertos
en farinaceos varios que incluian pizzas y panes. El aprendiz de
máquinas que todo este tiempo estuvo haciendo de peón de cocina y ya
sabía de bifes a la plancha. La Médica como controladora de que nadie
fuese envenenado, la Pilotin Comisaria en la parte administrativa y el
Capitán como creador del Menú.
La parte mas difícil fué
sacarle al Comisario las llaves de la Despensa y Frigorífica, de los
dedos agarrotados mientras exclamaba algó asi como:
-El racionamiento, me van a matar en Aprovisionamiento, los menues, el gramaje, el jamón crudo...
De a poco el equipo comenzó a funcionar mientras el buque remontaba
el norte de Sumatra y enfilaba para el lado de Madagascar en su búsqueda
de Durban. El primer y segundo servicio fueron desordenados pero al
pasar de las horas se fué notando un cambio sustancial en las mesas y en
los humores de la gente. Platos no vistos abordo, las heladeras de las
reposterías siempre llenas de fruta y fiambres y ya ninguna guardia
tenía que embagayar alguna mortadela para ir tirando durante la noche y
aparecieron los limones para el té en el Puente y la Consola y hasta un
martes hubo tallarines amasados al huevo, obra maestra de la esposa del
1er. Oficial pero esta vez a costa de mas Valium para el Comisario que
no entendía ese refrán gatronómico de “un tripulante un huevo”
considerando la presencia de cuarenta almas famélicas que batían las
mandíbulas a todo tren como esperando el día en que no quedase nada en
la Despensa. Y un nuevo ataque de desesperación pensando en las paredes
vacías de la frigorífica al llegar a Buenos Aires y de la gente de ahí
mirando el vacío con expresión rutinaria sin entender ese balbuceo de:
-...el Capitán, me sacó las llaves, me usó el jamón crudo...hablaba de motines por el morfi...
Pero estos tíos eran duros de piel y sobrevivió hasta Durban donde
aparecieron los del 71 de Caballería a salvarlo a él y a las planillas
de racionamiento.
Los cocineros enviados por personal
embarcado estaban en el muelle, fueron de los primeros en entrar a la
cocina con sus herramientas, cuchillos y chairas en sus bolsos de viaje,
y al presentarse ante el capi se oyó un lejano trueno que se transformó
en el aplauso de toda la tripulación.
Y volvió todo a la mas
absoluta tranquilidad, el marinero a la maniobra, los cocineros a
cocinar, el Comisario a colgarse las llaves al cinto y cuidar su
fortaleza como Barrabás, las esposas a sus tejidos y como dicen :cada
mochuelo a su nido. Y a su debido tiempo y con suerte el “Tierra del
Fuego II” llegó a Buenos Aires una tarde de junio.
ELMA se
portó con los suplentes de cocinero y les reconoció un premio especial
en dólares y además una nota en sus legajos por haber colaborado en
salir de esa tan delicada situación.
Tiempo después, mi tío,
que fué uno de los partícipes de lo aquí relatado me contó que en
realidad el aplauso de los tripulantes en Durban fué para el equipo de
Capitán, primer oficial, esposa, médica y marineros para que no se
fueran y siguieran cocinando, porque nunca, pero nunca, la habían pasado
tan bien.
CAPITAN JUAN CARLOS CARRION
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