HITORIA EN EL RIO CARCARAÑA POR MARTIN BECERRA
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RIO CARCARAÑA |
Corrían
los primeros meses del año 1977 y visitaba Hamburgo en uno de mis
primero s viajes como aprendiz de maquinas. Era el ultimo día de estadía
en este puerto, y luego de digerir el almuerzo del riguroso horario de
las 11am, decidimos, con mi colega de cubierta, dar un paseo por la
ciudad.
De regreso al buque con el animo de devorar la cena de las
también rigurosas 19hs, nos encontramos que había sucedido algo inusual.
Durante nuestra ausencia se embarco el preciado entrepot, con la
colaboración ( como era habitual) de los tripulantes. Una vez terminada
la operación, el Comisario detecto la falta de gran cantidad de
mercaderías.
Al ingresar a mi camarote, el que compartía con
veterano tripulante, bastante famoso en ELMA (no justamente por su buena
conducta) y al que en adelante pasare a denominar por su apodo "el
colorado", observe un gran desorden de cajas vacías. "El colorado" que
cuando estaba bojo los efectos del alcohol me llamaba "tinchito", y
sobrio me decía "Pibe", lanzo una gran risotada y me comento: no te
asustes "Tinchito",sucede que estuve de compras.
Sabiendo de las
debilidades de este personaje debido a los comentarios de los mas
antiguos, comenze a sospechar que mi socio de cabina tenia algo que ver
con el echo delictivo que se había perpetrado.
Mis dudas se
despejaron totalmente, cuando por la madrugada, mientras el buque
surcaba las frías aguas del río Elba, buscando su desembocadura en el
Mar del Norte para poner proa finalmente hacia Montevideo y Bs As, "el
colorado",(mientras yo fingía dormir) sacaba de su taquilla, de abajo de
su cama y del techo, diversas mercancías y se las llevaba en un gran
bolso.
Esa misma mañana bien temprano, comenzaron las requisa de
camarotes por parte del pmer oficial de cubierta, quien obviamente no
encontró nada anormal.
Al mismo tiempo, el Capitan arranco con las
indagatorias citando a su camarote a cada uno de los tripulantes. El
hombre estaba bien parado sobre la pista,ya que los primeros citados
fuimos "el colo" y quien escribe este relato. Llego mi turno y el Master
pregunto que sabia.
Yo, que a pesar de mi corta edad había
frecuentado bastante la calle en compañía de algunos personajes algo
descarriados, tenia bien incorporado el precepto de "no ser botón", por
lo cual ante esta pregunta respondí que no sabia nada y al momento del
embarque de las mercaderías estaba en tierra.
Pasaron unos días y el
tema continuaba sin esclarecerse,al tercer día aprovechando el descanso
de guardia del "colo" se realizo una espontanea reunión en sala de
maquinas con la presencia de todos los tripulantes de esa especialidad y
a la cual fui convocado por el primer oficial de maquinas (hoy uno de
mis mas entrañables amigos) el cual repentinamente me dijo: Martin ,
esta muy bien lo tuyo pues no se debe ser soplón, pero la acción de este
tipo no merece tu silencio, ya que es un ladrón que robo a sus
compañeros- tenia razón.
Fue así que que con el apoyo y promesa de
mis compañeros (incluidos oficiales y Jefe de Maquinas) de conversar con
el Capitán para que no se me sancionara, le conté a este lo que sabia.
Al finalizar mi relato, el Máster me informo que a la llegada a Bs As me
desembarcaría por falta de confianza por parte del comando. Al saber
esto todos mis colegas de maquinas, cuando digo todos son todos, le
hicieron saber al ilustre que si yo desembarcaba, ellos también.
Cabe acotar que si bien el Capitán no era el efectivo, hacia casi todos
los relevos y había tripulado la embarcación como pmer oficial.
Llegamos a casa y todo quedo en la nada, yo continué viaje y mis amigos
tambien. "El colorado" fue desembarcado en Montevideo por prescripción
medica por un cuadro de "hipertension", y la mercaderia fue allada
escondida en sala de maquinas.
La peor parte la llevo el Capitan, ya
que los cambios en las declaraciones y en el sumario le ocasionaron
unos cuantos dolores de cabeza en la PNA y en ELMA.
Como es de suponer su simpatía hacia mi persona habia quedado por lo menos resentida.
Pero no termina ahí esta historia, meses mas tarde embarco nuevamente en la misma nave y con el mismo comandante.
Como todos aquellos que tuvimos el honor de navegar en nuestros
queridos buques de ELMA sabemos, al llegar a los países ubicados detrás
de la "cortina de hierro", se nos daba permiso por parte de estos para
bajar a tierra solo hasta las 00:00 hs. De no ser acatada la norma se
nos retiraba el permiso por el resto de la estada, pero, viveza criolla
de por medio, algunos tripulantes no cumplían la obligación.
Así fue
que Martin Becerra, no solo llego tarde sino que el buque durante la
noche había cambiado de muelle y adelantado el horario de zarpada.
Luego de una larga búsqueda por el puerto a bordo de un taxi y
acompañado por un tripulant griego con el que habíamos compartido
copines y amigas durante la noche,
pude encontrar al glorioso RÍO CARCARAÑA.
Subi la planchada con el poco resto de energía que me quedaba y escuche
al marinero de guardia que me decía: anda al comedor de oficiales que
te espera el Capi y los rusos. Me presente lo mejor acomodado que pude,
mientras los rusos me miraban como diciéndome "como te mandaría a
Siberia", y el Master: "te mando a Siberia y te fusilo".
Zarpamos de Leningrado y seis horas depues llegamos a Kotka (Finlandia).
Aqui el Ilustre bajo la orden que no quería mujeres ajenas al personal a bordo.
Dos am del día siguiente Martin y algunos amigos que estarán leyendo
este relato, pensando que el Capi dormía, subieron a la nave con un
preciado botín femenino.
Pero , vaya sorpresa! el señor lejos de
dormir observaba desde su ojo de buey como "sus muchachos" caminaban
romanticamente por el muelle y embarcaban a sus damas de compañía.
A
media mañana habia denunciado el hecho a las autoridades del puerto,
que se hicieron presntesy acompañados por el pmer of de cubierta y
maquinas respectivamente empezaron la búsqueda de personal ajeno en los
camarotes.
El primer maquinista que ya no era el mismo del caso "el
colorado", sino que este era algo mas "afín" al capitán, me vocifero
textual: si encuentro una mina en tu camarote te mando a Baires!!
La puerta de mi cabina se abrió de par en par y para sorpresa de mi superior que me interrogaba con la mirada no había nadie!
El Finlandes que lo acompañaba, luego de observar la cartera de dama
sobre la cama y la medibacha que colgaba del perchero, me miro y dijo:
ok not problem!.
el lector se preguntara que paso con mi amiga, pues
bien, les cuento que gracias a la demora provocada por mi amigo Hugo
Razzore mediante un artilugio legal y con la colaboración de otros
compañeros pudimos sacar a Eija, así se llamaba la dama, por el ojo de
buey que por suerte daba sobre la banda del agua. Oculta bajo un gran
camperon que proveyó un marinero mis amigos trasladaron y ocultaron a
Eija en un
pañol ubicado bajo la toldilla de popa pegado al cuarto de maquinas del timón.
A esa altura pensé que mi relación con el Supremo estaba rota de por
vida, y mantuve esa idea hasta que muchos años después, cuando yo ya no
tenia el agrado de tripular los barcos de mi querida Elma, encontré al
Capitán en una cena de amigos y extendiéndome la mano me saludo y
replico: cuantos dolores de cabeza!!! MARTIN BECERRA
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