|
CATAMARCA II |
|
CATAMARCAII |
Not Falklands & Stop Engine!!!
En mayo de 1983 aún el dolor era mucho. POR PICA PALO-
Las heridas no sólo que no cicatrizaban sino que laceraban a corazón abierto.-
Un año era muy poco para superar tanto débito de vidas y de todo lo
además perdido en pos de una causa - indiscutiblemente justa pero
horrorosamente utilizada – pergeñada en medio de orgías con vahos
etílicos e intenciones de perennidad absoluta de su progenitoría.-
Normalmente en el exterior no se sufrían coletazos. A las madrigueras
piratas y sus sucursales no se asistía ya que las relaciones estaban con
las antenas “a tierra”, por eso los roces eran prácticamente
inexistentes.-
Fuera de fronteras, el trapo con la “Union Jack”
por lo general resultaba transparente a nuestra vista. El cipayismo
anglófilo criollo guardaba silencio, más que respetuoso resultaba
pusilánime.-
Eran las primeras horas de la tarde, el clima del
otoño sudafricano en el puerto de Durban resultaba sumamente agradable.
Con un compañero de correrías bajamos a tierra en esa hermosa ciudad de
la costa oriental africana sobre el Océano Índico, y - tomándonos todas
las precauciones del caso ya que era plena época del brutal “Apartheid” –
nos fuimos a recorrer el “down town”.-
Luego de hacer una
recorrida apreciando el área céntrica, bajamos despaciosamente por la
“West Ave.” rumbo a la playa, la que para más datos era de uso exclusivo
de los “blancos”, teniendo los archiconocidos carteles de “Not coloured
people allowed”.-
A tranco cansino arribamos al “Acuario”, el
cual se comunicaba por un puente interno sobre la calle con el
“Delfinario”. Estábamos de suerte, en un rato comenzaría una función al
mejor estilo de “Mundo Marino” y el tiempo que nos restaba hasta el
evento nos permitiría una recorrida por todo el Acuario antes de la
función misma.-
Luego de apreciar las atracciones naturales nos
dirigimos al delfinario. Las instalaciones – como es dable suponer –
rodeaban un enorme estanque contenido por una valla de acrílico que no
impedía la visión al interior de esa gigante alberca.-
La
función comenzó. Todo aquel que haya concurrido a un parque acuático con
atracción de fauna marina tiene una idea de lo que son estos
espectáculos. Éste seguía esos lineamientos.-
Pasaron lobos y
elefantes marinos, focas, orcas, delfines, etc, con baño de agua a los
de la primera fila (nosotros) provenientes de la carrera de orcas
incluído.-
De repente se hizo un espacio ligeramente más
pronunciado que los antes empleados para separar un acto del otro, desde
uno de los ángulos formados por las tribunas donde nos alejábamos los
espectadores, apareció una muy agraciada señorita con atuendo acorde a
la situación y micrófono en mano.-
La nóvel maestra de
ceremonia se puso en marcha hacia el borde del estanque seguida por la
simpatiquísima figura de un maravilloso pingüinito, el que para
despertar mayor ternura tenía sus palmípedas extremidades inferiores
enfundadas en impecables botitas de cuero o cuerina suave, estimándose
que ese calzado sería más para proteger sus patitas que para el efecto
histriónico.-
La señorita, mientras caminaba, iba comentando en
inglés y en afrikaan las características de este tipo de ejemplar, así
enunciaba los detalles específicos respectivos y en su locución lo
separaba de los otros tipos de pingüinos. Hasta que le tocó a la
señorita referirse al ámbito natural del palmípedo mencionando
diferentes zonas y áreas, cerrando con “Falkland Islands” como último
enunciado…
De cuestiones de medicina me confieso como el más
abigarrado ignorante, por eso no puedo referirme al proceso de volcado
de adrenalina en sangre, pero sí puedo decir lo que se siente como
paciente en esos casos…
Un calor intenso comenzó a brotar desde
mi cabeza y fue descendiendo por todo mi cuerpo, cual el Increíble Hulk
sentía que mi ropa se descosía tratando de contener mi anatomía. De
repente me ví a mí mismo puesto de pié y con voz plena, en dirección a
la domadora de pingüinos, gritar a los cuatro vientos “Not Falkland
Islands!!! Malvinas Argentinas!!!”
Wow…!
Silencio sepulcral en todo el predio…
Mi compañero, cuya altura era de no más de 1,60m, había quedado sentado
en la butaca de mi derecha. En ese momento me miraba desde abajo con
ojos aterrorizados, ahora parecía un niño que acaba de romperle la
ventana de un pelotazo al vecino más insoportable…
La dosis de
adrenalina mantenía mi inconsciencia totalmente vigente, por eso seguía
manteniéndome de pié pese a los 600 o 700 pares de ojos – descontados
los de mi socio de desgracia – que se habían clavado en mi persona como
si yo fuese un ejemplar marino nunca visto recién extraído de la Fosa
de las Marianas en Mindanao…
Igualmente, teniendo el miedo aplacado por la adrenalina, yo bufaba de bronca.
Pasados unos instantes, los que a mi socio le parecieron tan largos que
creía que le iban a pagar aguinaldo extra por dicho tiempo, la señorita
que conducía al pingüinito, con un sentido de ubicación mayor que el
mío, mirándome con una leve sonrisa impresa en su bello rostro, me
respondió . “OK. Malvinas Aryentinas… or Falkland Islands” con un leve
encogimiento de hombros.-
Retornando a la vida mi compañero me
agarró del brazo indicándome que me sentara, pero sobretodo que me
quedara callado, íbamos a ser los únicos blancos muertos en zona de
blancos por blancos en plena época del “apartheid”…
Pero
confieso que la satisfacción obtenida fue la misma que cuando se
proviene de varios metros de profundidad y se aspira la primera bocanada
de aire en superficie.-
Dejamos Durban y emprendimos la
deliciosa travesía del Índico rumbo a Singapur. Serían, por lo menos, 16
días de agua, cielo y hélice intercalando los maravillosos
archipiélagos de Comores, Seychelles y Maldives para luego caer al SE
ingresando al estrecho de Malacca entre Malaysia e Indonesia.-
Singapur y su añorado clima ecuatorial. ELMA nos otorgaba el placer de
amarrar a muelle en la gran mayoría de las veces en lugar de operar en
alije desde boya como era en general para otras armadoras. Encima los
muelles a los que íbamos, salvo cuando nos tocó el Jurong Port, estaban
a pocas cuadras del centro, lo que nos permitía salir y volver
caminando si es que así lo preferíamos, de todos modos los taxis tenían
un costo ínfimo, por lo tanto la opción no era por razones de economía
como ocurría en Japón.-
Promediaba la tarde. A proa nuestra el
muelle estaba libre. De repente aparece un remolcador por nuestra banda
de agua trayendo un buque en dirección al lugar señalado. Era un buque
mercante inglés.-
Cuando el casillaje del british ship alcanza
la popa nuestra, por sobre la borda de Er del mismo había un grupo de
tripulantes que se habían bajado sus pantalones y calzoncillos
ofreciéndonos a la vista sus “partes pudendas” mientras otros de los
mismos se reían a carcajadas por la burla a la que nos sometían.-
Pero la vida da revancha…
El mercante británico comenzó la maniobra atracando su Pp a nuestra Pr,
en determinado momento – por causas que ignoramos pero en que en verdad
no nos interesaron en absoluto – la aleta de Er de ellos dio con
inusitada fuerza contra el muelle arrancando una bita de cuajo y parte
de la mampostería de fijación…
Nuestro aplauso cerrado desde la
barandilla de proa, donde proverbialmente nos habíamos dispuesto, se
escuchó sonoramente por un buen rato mientras los pseudo-nudistas de
antes ahora eran lauchas mojadas corriendo de un lado a otro presa de la
desesperación y vergüenza.-
“La vida te da sorpresas,
sorpresas te da la vida” diría Pedro NAVAJA, y yo agrego “revanchas”
también, por lo que ésta fue una pequeña revancha que la vida nos
regaló en lugar del desastre que nos obsequiaron los más altos artífices
de la debacle merced a su arrogante ineptitud y repugnante cobardía.-
No hay comentarios.:
Publicar un comentario