GLACIAR PERITO MORENO |
GLACIAR PERITO MORENO |
GLACIAR PERITO MORENO |
B/M Glaciar Perito Moreno
Segunda mitad del año 1986. Había ocurrido el desastre nuclear en
Chernóbil (Ucrania) y en toda Europa del este se sufrían las
consecuencias del accidente y la peligrosidad de la nube radioactiva,
como el poder de contaminación dependía de las condiciones climáticas,
llego a afectar hasta Francia, por supuesto, se vieron afectados los
países que producían insumos agropecuarios, de tal modo que se regularon
restricciones para la importación de carnes, leche y verduras de todo
tipo de casi toda la región, como lógica consecuencia de estas medidas,
se vieron afectadas las economías de varios países de la región. Como
también es lógico, cayó estrepitosamente el valor de diversas cosechas y
fue justamente ahí que a algún “avivado” argentino se le ocurrió
comprar e importar papas de Polonia. Y hacia allí fue el Perito Moreno, a
cargar dos bodegas de papas en bolsa, luego de soportar el “lavado”
(manguereado) en el canal de Kiel para “descontaminar” (¡!??) y hacer
toda la travesía, atracó en Baires, dársena E, un poquito alejado, pero
hasta ahí todo normal. Comenzó la descarga, con las grúas del barco, y
daba la sensación de que los estibadores estaban empeñados en darle a la
borda, a las tapas de bodega, al muelle en sí y a cualquier cosa con
cada lingada, con el consecuente desparramo de papas polacas por toda la
cubierta y el muelle; Así durante todo un día, hasta que se corrió la
voz sobre el origen de las dichosas papas, llegó a la prensa, hubo
pataleo, y en consecuencia: se detuvo la descarga hasta averiguar a
ciencia cierta sobre la peligrosidad contaminante de los tubérculos
llamados desde ese momento “papas radioactivas”.
Esa noche me
tocaba guardia de planchada, Hacía calor, cerca de las 21 hs. Mientras
fumaba un cigarrillo caminé despacito hacia la proa para controlar los
cabos cuando las vi. Unas cinco ratas dándole duro y parejo a las papas
sobre la cubierta principal. Qué hago? Se me ocurre agarrar unas papas y
empezar a tirarles, hubo un desparramo, corro hacia proa a ver si los
guardarratas estaban en posición, sí, estaban bien colocados, rajando a
popa, también, miro hacia el muelle y me asusté. Nunca había visto
semejante cantidad de ratas juntas, mordisqueando la importante cantidad
de papas que estaban en el piso, miro hacia la planchada, y para mi
sorpresa, una rata enorme subía con una agilidad sorprendente por la
planchada!! Fui a tomar unas dos o tres papas/proyectiles y se las tiré;
La audaz y atrevida rata me miraba desafiante, los proyectiles
impactaron cerca, pero ni se inmutó, apenas detuvo un instante su
marcha, y siguió subiendo!! Corrí a cargar más papas y a tirarle hasta
que le pegué, cayó entre los escalones, un minuto después, otra rata
comenzó a subir, estaba tirándole como loco cuando aparece el Tercero de
cubierta, también de guardia, Qué hacés? Me preguntó, pero al instante
se dio cuenta de la situación, él también agarró unas papas y empezó a
tirarle. Increíblemente no se asustaban ni con el ruido ni con la
cercanía de los “disparos papales”, sólo retrocedían ante el impacto
directo. “Andá a fijarte los guardarratas! y cerrá todas las puertas!”
Ordenó el 3°. Una vez hecho, volví a la planchada y ahí seguía el
“Chango” tirando papas como loco, me sumé pero no dábamos abasto, las
ratas seguían apareciendo… Hasta que cansados los dos, me dijo: “Listo,
subí la planchada”. El resto de las ratas se mantenía por cubierta sin
acercarse demasiado al casillaje, por las dudas, tenía unos cuantos
“proyectiles” de reserva. Fue una noche dura, entre asquerosa y tensa
por cierto temor a esos repugnantes roedores. Pero lo más espantoso, por
lejos, fue ver, cuando apenas amaneció, un montón de personas de la
villa 31, juntando las papas mordisqueadas del piso en bolsas. Traté de
advertirles, pero fue en vano. Un hombre joven, ante mi insistencia, me
dijo: “Pero negro, esto es comida y el fuego mata todo”.
Segunda mitad del año 1986. Había ocurrido el desastre nuclear en Chernóbil (Ucrania) y en toda Europa del este se sufrían las consecuencias del accidente y la peligrosidad de la nube radioactiva, como el poder de contaminación dependía de las condiciones climáticas, llego a afectar hasta Francia, por supuesto, se vieron afectados los países que producían insumos agropecuarios, de tal modo que se regularon restricciones para la importación de carnes, leche y verduras de todo tipo de casi toda la región, como lógica consecuencia de estas medidas, se vieron afectadas las economías de varios países de la región. Como también es lógico, cayó estrepitosamente el valor de diversas cosechas y fue justamente ahí que a algún “avivado” argentino se le ocurrió comprar e importar papas de Polonia. Y hacia allí fue el Perito Moreno, a cargar dos bodegas de papas en bolsa, luego de soportar el “lavado” (manguereado) en el canal de Kiel para “descontaminar” (¡!??) y hacer toda la travesía, atracó en Baires, dársena E, un poquito alejado, pero hasta ahí todo normal. Comenzó la descarga, con las grúas del barco, y daba la sensación de que los estibadores estaban empeñados en darle a la borda, a las tapas de bodega, al muelle en sí y a cualquier cosa con cada lingada, con el consecuente desparramo de papas polacas por toda la cubierta y el muelle; Así durante todo un día, hasta que se corrió la voz sobre el origen de las dichosas papas, llegó a la prensa, hubo pataleo, y en consecuencia: se detuvo la descarga hasta averiguar a ciencia cierta sobre la peligrosidad contaminante de los tubérculos llamados desde ese momento “papas radioactivas”.
Esa noche me tocaba guardia de planchada, Hacía calor, cerca de las 21 hs. Mientras fumaba un cigarrillo caminé despacito hacia la proa para controlar los cabos cuando las vi. Unas cinco ratas dándole duro y parejo a las papas sobre la cubierta principal. Qué hago? Se me ocurre agarrar unas papas y empezar a tirarles, hubo un desparramo, corro hacia proa a ver si los guardarratas estaban en posición, sí, estaban bien colocados, rajando a popa, también, miro hacia el muelle y me asusté. Nunca había visto semejante cantidad de ratas juntas, mordisqueando la importante cantidad de papas que estaban en el piso, miro hacia la planchada, y para mi sorpresa, una rata enorme subía con una agilidad sorprendente por la planchada!! Fui a tomar unas dos o tres papas/proyectiles y se las tiré; La audaz y atrevida rata me miraba desafiante, los proyectiles impactaron cerca, pero ni se inmutó, apenas detuvo un instante su marcha, y siguió subiendo!! Corrí a cargar más papas y a tirarle hasta que le pegué, cayó entre los escalones, un minuto después, otra rata comenzó a subir, estaba tirándole como loco cuando aparece el Tercero de cubierta, también de guardia, Qué hacés? Me preguntó, pero al instante se dio cuenta de la situación, él también agarró unas papas y empezó a tirarle. Increíblemente no se asustaban ni con el ruido ni con la cercanía de los “disparos papales”, sólo retrocedían ante el impacto directo. “Andá a fijarte los guardarratas! y cerrá todas las puertas!” Ordenó el 3°. Una vez hecho, volví a la planchada y ahí seguía el “Chango” tirando papas como loco, me sumé pero no dábamos abasto, las ratas seguían apareciendo… Hasta que cansados los dos, me dijo: “Listo, subí la planchada”. El resto de las ratas se mantenía por cubierta sin acercarse demasiado al casillaje, por las dudas, tenía unos cuantos “proyectiles” de reserva. Fue una noche dura, entre asquerosa y tensa por cierto temor a esos repugnantes roedores. Pero lo más espantoso, por lejos, fue ver, cuando apenas amaneció, un montón de personas de la villa 31, juntando las papas mordisqueadas del piso en bolsas. Traté de advertirles, pero fue en vano. Un hombre joven, ante mi insistencia, me dijo: “Pero negro, esto es comida y el fuego mata todo”.
Vine repatriado desde Canarias en ese buque. Pudimos ver el volcán Fogo en actividad en Cabo Verde. No me alcanzan las palabras para agradecer a toda la tripulación (oficialidad, maestranza y marinería) el exquisito y amistoso trato recibido. Me acuerdo como si fuera ahora de Fernández el cocinero, de Pajarito (que viajaba con su hijo Cristian), de Carucha, de Gareca, de Gastón (el hijo del capitán) y perdón por todos los que no menciono. Si alguno lo lee y se acuerda de mí soy el que reparó los tres televisores de a bordo (casualidad conocía bien la marca, había tenido el service oficial de esa marca). Al llegar a Buenos Aires el capitán me invitó a subir al pueste al son del tango "Mi Buenos Aires Querido". Inolvidable
ResponderBorrarVine repatriado desde Canarias en ese buque. Pudimos ver el volcán Fogo en actividad en Cabo Verde. No me alcanzan las palabras para agradecer a toda la tripulación (oficialidad, maestranza y marinería) el exquisito y amistoso trato recibido. Me acuerdo como si fuera ahora de Fernández el cocinero, de Pajarito (que viajaba con su hijo Cristian), de Carucha, de Gareca, de Gastón (el hijo del capitán) y perdón por todos los que no menciono. Si alguno lo lee y se acuerda de mí soy el que reparó los tres televisores de a bordo (casualidad conocía bien la marca, había tenido el service oficial de esa marca). Al llegar a Buenos Aires el capitán me invitó a subir al pueste al son del tango "Mi Buenos Aires Querido". Inolvidable
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